jueves, 23 de febrero de 2017

EL PALACIO DE VERSALLES

El Palacio de Versalles constituye una de las más hermosas realizaciones del arte francés en el siglo XVII. El antiguo pabellón de caza de Luis XIII fue transformado y ampliado por su hijo Luis XIV, que instaló en él la Corte y del gobierno de Francia en 1682. Hasta la Revolución Francesa, los reyes fueron sucediéndose y embelleciendo el Palacio.


Destacan la Galería de los Espejos, los Grandes Aposentos del Rey, el Museo de la Historia de Francia, a lo largo de los siglos, el Palacio de Versalles, sede del poder hasta 1789, no dejó de evolucionar.

Los jardines
Desde la ventana central de la Galería de los Espejos se despliega, antes los ojos de los visitantes, la gran perspectiva que dirige la mirada desde el Parterre de Agua hasta el horizonte. Esta perspectiva original, anterior al reinado de Luis XIV, fue acondicionada y prolongada por el jardinero André Le Nôtre, que amplió la Avenida Real e hizo excavar el Gran Canal. Esta inmensa perspectiva se extiende desde la fachada del Palacio de Versalles hasta la verja del parque.

En 1661, Luis XIV le encarga a André Le Nôtre la creación y el acondicionamiento de los jardines de Versalles que, en su opinión, son tan importantes como el Palacio. Los trabajos se inician al mismo tiempo que los del Palacio y duran unos cuarenta años. Pero André Le Nôtre no trabaja solo. Jean-Baptiste Colbert, Superintendente de obras del Rey de 1664 a 1683, dirige las obras; Charles Le Brun, nombrado Primer Pintor del Rey en enero de 1664, realiza los diseños de un gran número de estatuas y fuentes; un poco más tarde, el arquitecto Jules Hardouin-Mansart ordena que se realicen unas decoraciones cada vez más sobrias y construye la Orangerie. Por último, el Rey aprueba personalmente todos los proyectos y exige conocer cualquier detalle

La creación de los jardines exige un trabajo inmenso. Para acondicionar los parterres, la Orangerie, las fuentes y el Canal, allí donde sólo existían bosques, prados y pantanos, se necesitaron enormes carretadas de tierra. Esta se transportaba en carretillas y los árboles se traían en carro de todas las provincias francesas; miles de hombres, a veces regimientos enteros, participaron en este grandioso proyecto.

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